El Malpaís de Güímar conserva uno de los paisajes volcánicos costeros mejor preservados del sureste de Tenerife. Entre coladas de lava rugosa, tabaibales y acantilados, una red de senderos señalizados acerca al visitante a arcos naturales, charcos y vistas abiertas sobre el Atlántico y el valle de Güímar. A continuación mostramos un recorrido visual, ordenado por temas para planificar la visita con detalle.
La ruta comienza junto a la costa, donde el sendero serpentea sobre lava negra y conduce hacia miradores naturales batidos por el mar.
El borde marítimo del Malpaís ofrece cuevas, lajas y arcos creados por la erosión del oleaje sobre la lava.
Los caminos están bien definidos y balizados, con bifurcaciones que conectan salidas, miradores y enlaces hacia El Puertito.
La reserva cuenta con paneles informativos que explican el origen de las coladas, la geología y la flora adaptada a la salinidad y la sequía.
Desde la parte alta se obtienen panorámicas del valle de Güímar y del mosaico de coladas cubiertas por matorral bajo.
Entre las coladas surgen especies halófilas y xerófitas como tarajales y tabaibas, que fijan el suelo y aportan color al paisaje.
El caserío marinero y sus alrededores sirven de puerta de entrada a muchos visitantes y pescadores locales.
Visitar el Malpaís de Güímar es una oportunidad para conocer la geología volcánica del sureste de Tenerife, disfrutar de senderos bien mantenidos y observar una flora única adaptada a las condiciones extremas. Si planeas la ruta, lleva protección solar, agua y respeta la señalización para conservar este espacio singular.