El apartado caserío de Chinamada, en pleno Parque Rural de Anaga, atesora un sendero que combina espectaculares panorámicas sobre el océano, bancales centenarios que todavía se cultivan y la autenticidad de la vida rural tinerfeña. A continuación encontrarás una ruta visual ordenada y optimizada para descubrir cada rincón antes de calzarte las botas.
Desde la primera perspectiva se aprecia cómo los bancales y las lomas volcánicas definen el paisaje agrario de este enclave declarado Reserva de la Biosfera.
La orografía no impide que en Chinamada se cosechen papas, calabacines y otras hortalizas gracias a los bancales, auténticas obras de ingeniería campesina que frenan la erosión y optimizan el agua de lluvia.
Además de paisajes, Chinamada ofrece servicios básicos que convierten la caminata en una experiencia completa: aparcamiento, ermita y un restaurante excavado en la roca.
Paneles interpretativos y flechas amarillas del sendero homologado PR-TF-10 facilitan la orientación y aportan datos geológicos y etnográficos.
El terreno volcánico adquiere una tonalidad rojiza que contrasta con el azul del Atlántico, creando postales únicas en cada curva del sendero.
Al final del recorrido, el Mirador de Aguaide recompensa el esfuerzo con un panorama de 180° que abarca los acantilados, el faro y los invernaderos costeros de Punta del Hidalgo.
El caserío de Chinamada no solo destaca por su arquitectura troglodita y bancales agrícolas, sino que también ofrece una ventana privilegiada al mar a través del Mirador de Aguaide, a tan solo unos pasos del núcleo habitado. Un enclave que resume en pocos metros la esencia del paisaje rural y volcánico de Anaga.