Las Ventanas de Güímar son uno de los recorridos más llamativos —y también más delicados— de la dorsal este de Tenerife. A lo largo de una antigua galería hidráulica y de un canal excavado en la ladera, el sendero ofrece vistas al valle de Güímar, pasos a media montaña y un tramo de túnel perforado con pequeñas “ventanas”. Esta guía visual resume el itinerario, recalca la señalización de peligro y acceso no recomendado y muestra los puntos más característicos para que valores si es una ruta adecuada para ti.
La panorámica inicial sitúa el recorrido sobre la vertiente que cae hacia el valle.
En los accesos encontrarás carteles oficiales que advierten del riesgo objetivo (cornisas estrechas, desprendimientos y túneles). Respeta siempre la señalización.
La aproximación discurre por pistas forestales cómodas entre pinos y cipreses, donde es fácil avanzar y orientarse.
Pronto el terreno se vuelve más abierto y el camino de tierra continúa con suave pendiente.
En algunos puntos el firme es más seco y pedregoso, por lo que conviene calzado con buen agarre.
También aparecen sendas estrechas con piedras y raíces donde se reduce el ritmo de marcha.
En la dorsal, algunos tramos son auténticos pasillos de matorral. Avanza con cuidado para evitar enganches con ramas.
La pista de acceso bordea un conjunto de antenas y repetidores, referencia visible desde lejos.
Junto a ellas aparece una pequeña capilla, que muchos senderistas toman como hito del recorrido.
El tramo más característico es el del canal de hormigón excavado en la ladera. La senda discurre literalmente sobre su borde, con fuerte caída al valle.
En algunos balcones la traza se estrecha aún más; evita este recorrido con viento, lluvia o mala visibilidad.
Como curiosidad, aparece una retroexcavadora oxidada, testimonio de antiguas labores de mantenimiento del canal.
Desde el exterior se aprecia la traza del sendero a media altura y la sucesión de pequeñas aberturas en la pared.
La panorámica de la pared rocosas muestra claramente la franja de túneles con ventanas alineadas.
En zonas expuestas pueden producirse pequeños derrumbes que dificultan el paso; extrema la precaución.
La boca del túnel da acceso a la antigua galería de agua. Es un paso oscuro, no acondicionado, que requiere iluminación y experiencia espeleológica; si no la tienes, no entres.
En el interior se observa la canaleta central y las paredes volcánicas que sostienen el pasadizo.
Algunos tramos del túnel se abren al exterior mediante pequeñas ventanas, espectaculares pero expuestas.
Las Ventanas de Güímar combinan ingeniería hidráulica tradicional, tramos de cornisa y panorámicas únicas del valle. No obstante, es una zona peligrosa y señalizada: valora el estado del terreno, respeta los carteles y, si no dominas este tipo de itinerarios, elige alternativas balizadas por la red insular. Con buena preparación y sentido común, podrás disfrutar de un paisaje que cuenta la historia del agua en Tenerife.