Montaña Bocinegro se alza junto a El Médano, en el extremo sur de Tenerife, y ofrece un itinerario muy fotogénico entre lavas rojizas, pequeños acantilados y calas protegidas del viento. En esta guía visual encontrarás los puntos más interesantes del recorrido, consejos para seguir el sendero y las mejores panorámicas hacia Montaña Roja y la costa.
Desde la franja costera se reconoce enseguida el carácter árido y volcánico del entorno. El terreno es cómodo pero pedregoso y conviene llevar calzado con suela firme; en días ventosos, una gorra o pañuelo ayuda bastante.
La señalización confirma que vamos en la dirección correcta. A partir de aquí el sendero gana altura poco a poco y aparecen tramos con piedra volcánica suelta.
A medida que ascendemos, el sendero dibuja curvas suaves y permite detenerse en pequeños miradores naturales para disfrutar del contraste entre el rojo de la roca y el azul del océano.
Estas construcciones aportan interés histórico al paseo. Se encuentran integradas en el relieve y suelen pasar desapercibidas si no se camina con atención.
El borde costero alterna plataformas de lava y cortados de poca altura. En pleamar algunas pozas se llenan de agua transparente y funcionan como espejos del cielo.
Estas calas suelen tener acceso por veredas cortas desde el camino principal. Recomendable llevar escarpines: la entrada al agua es rocosa.
El conjunto de texturas y colores da mucho juego para la fotografía macro. Son zonas frágiles: conviene caminar por superficies estables y evitar pisar charcos con vida marina.
El tramo final de la ruta devuelve al caminante al punto de inicio por el mismo sendero. El recorrido es corto, perfecto para combinar con un baño en las calas o con un paseo por El Médano.
Conclusión: La ruta de Montaña Bocinegro es una escapada corta y accesible para disfrutar del paisaje volcánico del sur de Tenerife. Entre calas discretas, miradores naturales y formaciones de lava muy fotogénicas, el paseo ofrece una experiencia completa a dos pasos de El Médano.