En pleno corazón histórico de Puerto de la Cruz se esconde la Playa del Muelle, una pequeña cala de callaos negros protegida por antiguas murallas, barcas de pesca y la imponente Casa de la Real Aduana. Esta guía te muestra, paso a paso, qué ver y qué vivir en este rincón con sabor atlántico.
Desde la explanada principal se aprecia la silueta de la Real Aduana y, a la izquierda, el diminuto puerto donde todavía faenan pequeñas embarcaciones. Las aguas tranquilas y la pendiente suave convierten esta cala urbana en un lugar perfecto para un chapuzón rápido o para contemplar la salida de los pescadores al alba.
La arena volcánica da paso a cantos rodados oscuros que resguardan la escollera. Los hoteles y apartamentos con balcones de madera añaden un contraste pintoresco y recuerdan la arquitectura tradicional canaria.
Construida en el siglo XVII, la Casa de la Real Aduana fue durante años la puerta fiscal de Tenerife. Hoy alberga el Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl y un punto de información turística, combinando patrimonio y cultura en un mismo edificio.
Frente a la fachada encontrarás un panel trilingüe que explica el origen de la Aduana, su remodelación y la importancia estratégica del antiguo embarcadero.
El acceso cuenta con una rampa adaptada que facilita la bajada a la orilla tanto a personas con movilidad reducida como a familias con carritos. El Ayuntamiento ha pavimentado el entorno con adoquines de piedra basáltica para mantener la estética del casco antiguo.
Pasear por el espigón es trasladarse a la época de corsarios y comerciantes. En el extremo se alza una pequeña batería defensiva que vigilaba la entrada de navíos. Desde aquí se obtienen las mejores vistas del Teide cuando el cielo está despejado.
Aún hoy, la presencia de barcas pintadas de vivos colores recuerda el pasado pesquero de la ciudad. La grúa azul permite sacar las embarcaciones para su limpieza y mantenimiento.
La escultura rinde homenaje a las mujeres portuenses que, durante décadas, transportaron pescado fresco desde las barcas hasta los puestos del mercado municipal.
Patrona de los marineros, la Virgen del Carmen preside cada 16 de julio la emotiva procesión marítima que recorre esta bahía. Su imagen se bendice en el muelle antes de navegar escoltada por decenas de barcas.
Muchas fachadas del litoral portuense guardan pequeños altares como este, muestra de la estrecha relación de la comunidad con el océano Atlántico y sus tradiciones.
Visitar la Playa del Muelle permite descubrir en pocos metros la esencia histórica, cultural y marinera de Puerto de la Cruz. Ya sea para darse un baño, admirar la arquitectura tradicional o degustar pescado fresco en los restaurantes cercanos, este rincón atesora experiencias auténticas con vistas inmejorables al océano.