La Playa de Roque Bermejo se encuentra en el extremo nororiental de Tenerife, dentro del Parque Rural de Anaga. Es una cala salvaje de arena volcánica negra y roques que resguardan una pequeña bahía de aguas limpias. No hay servicios ni chiringuitos: el encanto está precisamente en su carácter aislado, ideal para combinar senderismo, fotografía y un baño tranquilo cuando el mar lo permite.
Desde el sendero que desciende al caserío se obtiene esta vista general de la ensenada, con el roque que da nombre al lugar recortándose frente al Atlántico. La ladera árida, con cardones y tabaibas, explica el microclima soleado de esta zona de Anaga, aunque los alisios pueden levantar mar de fondo en determinadas épocas.
La playa alterna arena fina de origen volcánico con zonas de cantos rodados, y está enmarcada por acantilados oscuros de lava erosionada. Conviene llevar calzado acuático para entrar y salir con comodidad y prever sombra portátil, ya que el abrigo natural la hace calurosa al mediodía.
El oleaje cambia según la marea y el viento. Los días calmos, la orilla forma láminas de agua transparente perfectas para snorkel en torno a los roques. En jornadas de mar viva, extrema la precaución y limítate a mojarte en la orilla: no hay socorristas ni equipamientos.
Si buscas una playa salvaje en Tenerife con paisaje volcánico, aguas claras y el silencio de Anaga, Roque Bermejo es una elección magnífica. Planifica el acceso, revisa el estado del mar y disfruta de una experiencia auténtica entre acantilados y arena negra.